Proyecto de Atención en Fiestas (PAF!)
Argentina: la revolución de bajar un cambio
Hacer las cosas más despacio en un mundo obsesionado por la velocidad puede ser una práctica subversiva. Desde la filosofía de lo lento, de la mano de prácticas feministas que permean en distintos terrenos, amigues y organizaciones trabajan en diversas formas de cuidado y consumo responsable, lejos del sentido común punitivista.
...
Contra el sentido común punitivista trabaja también la Asociación Civil Intercambios (@intercambios_ac), que nace al calor del paradigma de reducción de daños desde un espectro amplio que atiende a las realidades del Sur Global: “no está solamente enfocado en el consumo sino en el contexto que lo enmarca: cómo vive esa persona, si tiene trabajo formal, si tiene vivienda, a qué derechos accede”, cuenta Carolina Ahumada, socióloga y coordinadora del programa PAF (Proyecto de Atención en Fiestas @paf_proyecto) de Intercambios. El dispositivo nace en el 2016, a raíz de la tragedia de Time Warp, en la que murieron cinco personas y otras cinco resultaron gravemente heridas. Aunque surgió de la demanda espontánea de personas que iban a eventos de electrónica, hoy actúan en todos los espacios de ocio, esparcimiento y diversión. Para trabajar sobre el consumo excesivo de bebidas con alcohol armaron un proyecto en el espacio público en el que invitan a transeúntes ocasionales a ponerse unas gafas (Drunk Busters) que simulan distintos estados de ebriedad: van desde una mínima distorsión de la visión hasta sensaciones de mareo y náuseas, y lxs desafían a poner una llave en la puerta o sortear conos.
Otro dispositivo de la asociación es NTSZ (@no_te_sientas_zarpado), que empezó en una escuela de González Catán y actualmente funciona en múltiples espacios recreativos. Carolina dice que no se centran solo en el consumo de sustancias legales e ilegales, también tienen promotorxs de salud y centros de escucha. Los programas apuntan, a su vez, a la gestión de los placeres. Además de tener puestos de información e hidratación en eventos y boliches, los stands de PAF cuentan con un espacio de chill out para “bajar un cambio”. Hay chupetines, caramelos, masajeadores de cabeza, juguetes antiestrés y dispositivos con luces. Desde el proyecto notan que el derecho al placer está muchas veces atravesado por discursos clasistas en los que las personas en situación de vulnerabilidad son más estigmatizadas: “En esas poblaciones se habla de descriminalizar y no de disfrute“. El placer, también, tiene derecho de admisión y permanencia.
Al hablar de antipunitivismo Carolina hace un paralelismo con la situación previa a la sanción de la ley de acceso a la IVE: “Lo que se esconde debajo de la alfombra no deja de suceder, solo que con mucho más riesgo para las personas”. El camino recorrido por los feminismos permea las miradas y prácticas sociales. Son conquistas y luchas tentaculares que se trasladan y transforman todos los ámbitos y discursos.