Colombia: Petro gana y pierde batallas en su empeño de cambiar el rumbo de la política de drogas
El gobierno de Gustavo Petro, en dos semanas, ha celebrado dos victorias muy distintas en su política de las drogas, la que lleva medio siglo de fracasos en una guerra sin fin. Por un lado, logró impulsar la modificación a una importante resolución internacional para que esta guerra tenga un enfoque más de salud pública y menos prohibicionista. Pero, por otro lado, días después las autoridades militares celebraban por lo alto la incautación de cocaína más grande del año en el Caribe. La primera victoria, diplomática, simboliza un cambio notable en la política de drogas. La segunda, militar, demuestra que aún se hace más de lo mismo.
La resolución parece un trofeo pequeño, pero es enorme. Hace un año la embajadora colombiana en Austria, Laura Gil, se dirigió a la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas, en Viena, para decir que Colombia, el mayor productor de cocaína, está “cansada de poner los muertos y cansada de perseguir a sus campesinos en esta guerra contra las drogas que fracasó”. Proponía un nuevo enfoque para una política que ha sido un fracaso. Un año después, ante el mismo organismo, el cansancio se expandió. “Hoy, 60 países dijeron: estamos cansados”, dijo Gil ante la Comisión.
Ella logró, tras días de sentarse con representantes de esos países, presionar en conjunto para que la resolución incluyera las palabras “reducción de daños”. Las tres palabras, insertadas con el visto bueno de Estados Unidos, ahora son tres pasos para que el mundo entero empiece a moverse hacia un enfoque de salud pública. Es decir, enfocarse en el consumo responsable y saludable de drogas más que estar encarcelando gente eternamente.