Líderes latinoamericanos traen el debate de las políticas de drogas a la ONU

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Líderes latinoamericanos traen el debate de las políticas de drogas a la ONU

30 septiembre 2013

Heather Haase es consultora en Nueva York del Consorcio Internacional de Políticas de Drogas (IDPC) y del Harm Reduction Coalition.

Coletta A. Youngers es Investigadora senior en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y asociada de IDPC.

Este es un artículo conjunto de WOLA y IDPC.

En la reunión de la Asamblea General de la ONU llevada a cabo en Nueva York presidentes de alrededor del mundo han tenido la oportunidad de mostrar sus puntos de vista sobre asuntos internacionales. Como era de esperar, la crisis en Siria, la búsqueda de armas nucleares de Irán y los objetivos del milenio fueron los principales debates este año. Sin embargo, una mirada concienzuda a los discursos de los presidentes latinoamericanos ilustra la voz creciente de los líderes de la región que llaman a una reforma sustancial de las políticas de fiscalización de drogas.

Alrededor de la región, un debate dinámico – enfocado en el fracaso de las actuales políticas de fiscalización de drogas para lograr su objetivo deseado y en la necesidad de alternativas más humanas y efectivas- sigue su curso, recientemente puesto en evidencia en un innovador informe sobre políticas de drogas publicado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Declaración de Antigua de la Asamblea General de la OEA de junio de 2013 que llamaba a la celebración una sesión extraordinaria enfocada en políticas de drogas que se llevará a cabo en 2014. La última semana en las Naciones Unidas, Colombia, Costa Rica, Guatemala y México se unieron para traer este debate regional al encuentro de la Asamblea General, apelando a considerar enfoques alternativos a este tema, y a que los esfuerzos que se están llevando a cabo en la OEA sean usados como herramientas de debate en el seno de las Naciones Unidas y así fortalecer su liderazgo sobre la Sesión de la Asamblea General de la ONU (UNGASS) sobre drogas que se llevará a cabo en Nueva York en 2016.

Los gobiernos de Costa Rica, Guatemala y México llamaron a desarrollar respuestas más efectivas en el tráfico de drogas, basadas en la promoción de la salud pública, el respeto por los derechos humanos y la reducción de daños. (Fue interesante que todos estos países usaran el término “reducción de daños” en sus discursos, harm reduction en inglés, aunque esto fuera traducido como “impact reduction”, “lessening damages” y “damage reduction” en los tres discursos respectivamente.)

Hablando en estos términos, básicamente llamaron a un cambio de paradigma- de un enfoque de seguridad a uno basado en la salud pública y los derechos humanos- a la hora de tratar temas relacionados con las drogas ilícitas. Al mismo tiempo, reconocieron la necesidad de reducir los niveles de violencia asociada con el comercio de drogas y reiteraron la llamada creciente que desde la región se hace para incrementar los esfuerzos internacionales para reducir el flujo ilegal de armas y dinero que espolea las redes criminales. Finalmente, unieron sus voces para llamar a un amplio debate de cara a la UNGASS de 2016 y subrayaron el papel de la Declaración de Antigua en la Asamblea General de la OEA como “un primer paso que nos conduce en la direcci6n deseada rumbo a esas sesiones especiales” (la UNGASS de 2016).

El presidente mexicano Peña Nieto no pudo asistir al evento debido a los dos huracanes que recientemente golpearon su país. Sin embargo, el discurso ofrecido por el Ministro de Asuntos Exteriores de México, José Antonio Meade Kuribreña, es una primera señal de que el presidente recientemente electo, Peña Nieto, está asumiendo un papel de liderazgo internacional en políticas de drogas que le heredó su predecesor, Felipe Calderón.

En la reunión de la Asamblea General de septiembre de 2012, los presidentes de Colombia, Guatemala y México realizaron una declaración formal apuntando la necesidad de “revisar el enfoque” de las actuales políticas de drogas y llamando a la ONU a “ejercer su liderazgo…y llevar a cabo una profunda reflexión para analizar todas las opciones disponibles, incluyendo medidas de regulación del mercado, para así establecer un nuevo paradigma que evite el flujo de recursos a grupos involucrados en crimen organizado”. Como resultado de sus esfuerzos, se anunció que la UNGASS se llevaría a cabo a principios del 2016 sobre “el problema mundial de las drogas”. Desde que tomó posesión de la oficina en diciembre de 2012, el presidente Peña Nieto ha repetido continuamente que no está a favor de la legalización pero que apoya un debate sobre políticas de drogas. Sin embargo, hasta su discurso del 26 de septiembre, ha dicho poco más sobre el tema y su gobierno ha mantenido un bajo perfil tanto en la OEA como en los foros regionales donde las políticas de drogas se han discutido. Ahora, el presidente Pena Nieto se ha puesto de parte de sus homónimos latinoamericanos llamando a un nuevo enfoque en políticas de drogas.

El presidente guatemalteco Otto Pérez Molina fue más allá en todos sus comentarios, tanto en su intervención en la ONU como en un discurso paralelo que dio en la Universidad de Columbia. En la ONU, además de la declaración coordinada con Costa Rica y México, el presidente Pérez Molina elogió la “visionaria decisión” de los ciudadanos de los estados de Colorado y Washington en su reciente apoyo a los mercados legales y regulados de cannabis, así como al presidente Barack Obama por su “su sabia decisión de respetar la voz de los ciudadanos de Colorado y Washington y permitir que dichas experiencias innovadoras puedan mostrar sus resultados”. También añadió que el pueblo de Guatemala “respeta y respalda el ejemplo dado por el Presidente José Mujica de Uruguay al proponerse una legislación que regule el mercado del cannabis en vez de continuar por el camino fallido del prohibicionismo". Enfatizó en la importancia de la experimentación con nuevos modelos en cada país para abordar el problema de las drogas y anuncio la creación de una Comisión Nacional para explorar maneras más efectivas de enfrentarse con los problemas de las drogas en Guatemala. Finalmente, expresó su deseo de que la UNGASS de 2016 “se nutra de estas experiencias novedosas, y se pronuncie decididamente por políticas públicas evaluables objetivamente y basadas en el enfoque de salud pública, de prevención y reducción de danos, y de respeto a los derechos humanos".

En su discurso en la Universidad de Colombia, el presidente Pérez Molina no solamente se hizo eco de sus elogios a Colorado, Washington y Uruguay, también fue un paso más allá al promover un sistema de regulación de todas las drogas. Llamando a un debate “abierto y honesto” para explorar alternativas al modelo prohibicionista, describió los esfuerzos para llevar el debate más allá de Latinoamérica llegando a los jefes de estado de países de otras regiones, incluyendo Nueva Zelanda, Portugal y los Países Bajos, y también indicó que una discusión sobre reforma de drogas estaba pensada en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. Finalmente, en su discurso en Columbia (aunque no en el de la ONU) el presidente Molina dijo que tenía la esperanza en que la UNGASS de 2016 empezara el proceso de correción de los tratados internacionales de fiscalización de drogas para “llevara a cabo importantes pasos que superen el prohibicionismo”

Mientras tanto, el presidente colombiano Juan Manuel Santos fue más precavido que sus colegas y reiteró que la “guerra no se ha ganado”, después de 52 años de aprovación de la Convención que dio certificado de nacimiento a la guerra contra las drogas” y que por tanto existe la necesidad de evaluar “lo que estamos haciendo y buscar maneras de ser más efectivos.” Subrayó la importancia del informe sobre políticas de drogas y su esperanza de que sea discutido en la ONU de cara a la UNGASS 2016, concluyendo que es necesario (evaluar) "con una visión nueva moderna e integral que se aparte de ser ideológicos y políticos tanto daño y tanta violencia podemos evitar".

El hecho de que el presidente Santos no fuera tan lejos como sus colegas llamando a un cambio de paradigma no resulta sorprendente dada la complexidad de la situación política en casa, donde tirantes negociaciones con la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) continúan- además, éste fue el primer objetivo de su discurso ante la ONU- y con una posible campaña de reelección presidencial dibujándose en el horizonte. Además, algunos analistas colombianos han dicho que no es probable que haya grandes cambios relacionados con las políticas de drogas hasta después de la votación de mayo de 2014. En este contexto, resulta significativo que, en la reunión de la Asamblea General de la ONU, el presidente Santos dejara claro que continuará jugando un papel de liderazgo en la escena internacional promoviendo el debate sobre las actuales políticas y la búsqueda de alternativas más efectivas.

¿Qué significa todo esto para la UNGASS de 2016? A pesar de que cuatro ponentes de 195 podrían no parecer significativos en términos de impacto en los procesos de la ONU, las declaraciones de la semana pasada ante la Asamblea General muestran que algunos líderes latinoamericanos están comenzando a unirse alrededor de un mensaje coherente- y a traer este mensaje a la puerta de la ONU. Su mensaje es: El trabajo de la OEA ya no puede ignorarse. La ONU- y el mundo- necesita una estrategia global, y ésta debe surgir de un “debate abierto e inclusivo” de cara a la Sesión Especial de la Asamblea General de 2016. Para lograr este fin, este debate debe incluir voces de la sociedad civil y una amplia participación de agencias de la ONU ante la Comisión de Estupefacientes. Solo a través de tal proceso la UNGAS 2016 ofrecerá una oportunidad para un replanteamiento sustancial de la política internacional de fiscalización de drogas-- y una oportunidad para que algunos presidentes latinoamericanos dejen claro que no desean que ésta sea desperdiciada.

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