Durante medio siglo, las políticas sobre drogas del país se han basado en sucesivos pánicos morales saturados de discriminación contra comunidades marginalizadas.
La guerra contra las drogas se construyó como una solución a las preocupaciones relacionadas con la salud pública, la violencia y el crimen organizado; pero todo eso ha empeorado desde que comenzó.
La prioridad de la aplicación de la "tolerancia cero" en detrimento de la reducción de daños demuestra claramente las perspectivas erróneas en las que se basa la guerra contra las drogas.
Las reformas brindarían un marco legal para implementar espacios más seguros para consumo de drogas, verificación de la seguridad respecto a estas sustancias, y una mayor descriminalización.
El Parlamento Europeo invoca a fortalecer la respuesta al VIH, incluyendo la eliminación de la criminalización y discriminación de poblaciones desproporcionadamente afectadas por la pandemia.